Heydrich era el artífice del servicio de inteligencia alemán, el S,D. A este peculiar y oscuro personaje se le ocurrió montar una suntuosa casa de citas, de alto copete, que sirviera para espiar a los altos dignatarios nazis y a los integrantes de la embajadas y visitantes extranjeros.
Había observado, en sus continuas visitas a los mas sórdidos lugares de la noche berlinesa, que la mayoría de los hombres solían tener largas conversaciones con sus prostitutas. De temas, casi siempre comprometidos, que ellas aguantaban por complacer a sus clientes.
Estas confidencias, pudieron ser grabadas con unos sofisticados sistemas de micrófonos y ser usados convenientemente. Las habitaciones y el bar estaban infestados de micrófonos y en los sótanos había un equipo de personas que escuchaban todo y grababan las confidencias comprometidas.
Arthur Nebe, experto agente de policía, muy afecto al nazismo, se encargaba del reclutamiento de las pupilas. Las chicas tenían que pasar unas pruebas de belleza, inteligencia, cultura y sobre todo patriotismo. Entre ellas no solo había voluntarias pertenecientes a los bajos fondos, sino a la mejor sociedad.
Salón Kitty fue frecuentado por una clientela selecta, sobre todo por diplomáticos extranjeros que unos amigos «bien intencionados» les recomendaban una «buena dirección».
De esta manera se obtuvieron datos preciosos, El hombre tiene gran facilidad de hablar despreocupadamente con amantes a las que no valora.
Heydricht, que estaba muy orgulloso de su creación. la visitaba frecuentemente. Eso si, pedía que se desconectaran los micrófonos.
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