
El Doctor Werner Heyde certificó que determinadas personas no estaban en condiciones de continuar su existencia, dentro de programa nazi de eutanasia. Heyde comenzó su trabajo en 1939. El objetivo del programa «matar por compasión» era el exterminio de personas accidentadas o presuntamente afectadas por enfermedades mentales. El programa incluía la elimininación física de los niños subnormales. Una vez clasificadas y registradas estas personas, pasaban por la cámara de gas de una de las cinco estaciones preparadas a tal fin. En aquellos primeros momentos de ejecución por gas, éste se administraba de forma muy torpe, sin llegar a la sofisticación alcanzada cuando se puso en marcha la Solución Final de la cuestión judía desde 1942. A los parientes de las víctimas de la «muerte por compasión» se les enviaban notificaciones lamentando el fatal resultado de alguna intervención quirúrgica menor o se referían a repentinas indisposiciones o enfermedades que se habían llevado a la tumba al ser querido.
La selección de candidatos para este programa de eutanasia «obligatoria» se hacía a través de un cuestionario. Antes de las Navidades de 1940, y en un plazo de dos semanas escasas, Heyde recibió 2209 casos de retrasados mentales para darles su visto bueno. En estos cuestionarios había que especificar si el «candidato» sufría «debilidad mental» o enfermedades seniles y algo muy importante, si poseía la nacionalidad alemana o estaba emparentado con alemanes. Había preguntas relacionadas también con la raza. A través de estos cuestionarios, hubo seleccionados judíos, negros y gitanos, que fueron gaseados por ser considerados mentalidades inferiores. A partir de la Solución Final, estos miramientos dejaron de existir: los ejecutados lo eran por ser judíos o gitanos, sin importar asuntos «tan nimios» como los de la debilidad mental.
Este operativo fue conocido en los campos de concentración como «Operación Heyde». En las declaraciones de los Juicios de Nuremberg, hubo testigos que aseguraron que Heyde, al frente de una comisión compuesta por psiquiatras, visitaba periódicamente los campos de concentración y apartaba inmediatamente a los prisioneros que no eran aptos para el trabajo duro. Estos recibían un certificado médico de «demente incurable» y eran enviados a Mauthausen para ser gaseados.
Heyde no fue arrestado definitivamente hasta el 13 de febrero de 1964 (anteriormente lo fue en alguna otra ocasión), como consecuencia de las protestas presentadas por algunos alemanes occidentales que debían poseer un estricto sentido de la justicia y que deseaban aclarar todos los aspectos que se pudiesen de aquel oscuro episodio de la historia de Alemania, el Tercer Reich. Pero Heyde algo debía saber que algunos antiguos nazis bien posicionados ahora en la nueva República Federal Alemana no quisieron que declarase, puesto que el doctor de la eutanasia se ahorcó, según la versión oficial, en una celda de la máxima seguridad, pocos días antes de la apertura de su juicio.
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