
En Finlandia siempre ha habido una gran tradición de caza mayor, y esa experiencia fue utilizada por el Ejército finlandés para obtener la mayor presa posible: el hombre, concretado en su variante de soldado soviético inexperto y sin preparación en la Guerra de Invierno entre Finlandia y la URSS.
Muchos cazadores expertos se unieron al Ejército finlandés cuando la guerra era inminente a finales de 1939. Fueron encuadrados en batallones como francotiradores de élite, que hicieron mucho daño en el sorprendido Ejército Rojo.
Simo Häyhä fue el más célebre de los francotiradores fineses. Era un hombre de baja estatura, apenas 1,52 m. Este detalle, junto al uniforme blanco de las tropas finlandesas, que las hacía mimetizarse con el entorno, le hacía invisible a los soviéticos, quienes le apodaron «La Muerte Blanca». Se tapaba la cara con una tela blanca. Formaba parte de la 6ª compañia del 34 regimiento de infantería. Logró matar a 505 soviéticos en solo 100 días, especializándose, como si de caza mayor se tratase (en realidad, así era), en oficiales. Era capaz de esperar varios días, a temperaturas de hasta 40 grados bajo cero al enemigo. Dejaba pasar al grupo de enemigos hasta que localizaba al que daba las órdenes. Entonces, con toda la sangre fría del mundo, le eliminaba. Se dice de él que podía derribar a su víctima a 450 m de distancia. Para evitar que el vaho de su aliento le delatase (no olvidemos las fechas y la latitud en las que se desarrollaron los combates), se llenaba la boca de nieve.
Los soviéticos intentaron tenderle trampas para acabar con él, utilizando la artillería o con francotiradores propios. Por fin, el 6 de marzo de 1940 Häyhä sufrió una espantosa herida a consecuencia de una bala explosiva que le destrozó la mandíbula izquierda y le reventó esa parte de la cara, una herida que le dejó en coma y marcado físicamente para el resto de su larga vida, ya que falleció en 2002. El día que recuperó el conocimiento, la guerra había terminado: la paz se firmó poco después de que cayese abatido. Tras la guerra fue ascendido a teniente por el mariscal Mannerheim, el máximo héroe nacional finlandés. Tardó varios años en recuperarse de sus heridas. Tras la Segunda Guerra Mundial se dedicó a la caza, sobre todo de alces, y a la cría de perros, Nunca dejó de ser un humlide granjero que hizo lo que se le ordenó lo mejor que pudo, según sus propias palabras.
Häyhä utilizaba un fusil M28 Pystykorva, variante finlandesa del rifle Mosin-nagant de fabricación soviética. Al contrario que sus compañeros francotiradores, no solía utilizar la mira telescópica de su arma para no dar pistas al enemigo, ya que en ocasiones, se delataban a sí mismos a causa del reflejo del sol en las lentes de estas miras. Además con las bajas temperaturas, las miras se empañaban o rompían con bastante facilidad. También utilizó el subfusil finlandés Suomi KP/31.
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