Así se llamó el traslado a un campo de prisioneros de los más de 75000 prisioneros norteamericanos y filipinos que capitularon en la isla de Corregidor ante los japoneses en 1942, muriendo la mayoría de ellos. Los japoneses trasladaron a 64000 prisioneros filipinos y 11000 estadounidenses al campo de prisioneros más cercano, que estaba a 90 km, atravesando las junglas de Bataán en condiciones penosas. Unos 10000 prisioneros murieron de agotamiento, hambre, sed y fiebres en los tres días que duró la marcha. Muchos fueron rematados a bayonetazos cuando desfallecían y caían al suelo.
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