Joseph Roth nació en Brody, en Galitzia, en el antiguo Imperio Austrohúngaro. Su familia era judía. Cursó sus primeros estudios en la escuela judía de Brody, y después se trasladó a las universidades de Lemberg y Viena a estudiar Filología alemana y Filosofía. Sin terminar sus estudios universitarios se presentó como voluntario en el ejército en 1916, durante la Primera Guerra Mundial. Estuvo en el frente oriental y después en la retaguardia en Viena, destinado en la oficina de prensa militar. Una vez finalizado el conflicto fue colaborador del diario vienés Der Neue Tag y se relacionó con otros periodistas como Alfred Polgar, Anton Kuh y Egon Erwin Kisch. En 1920 le vemos en Berlín, donde escribió en los mejores diarios de la capital alemana, que paulatinamente se iba situando como una importante capital cultural europea. En 1922 contrajo matrimonio con Friederike Reichler y un año después comenzó a trabajar como corresponsal del Frankfurter Zeitung en Francia, la URSS, Italia, Albania y Polonia. Fue en estos años cuando escribió las novelas «La tela de araña» (1923), «Hotel Savoy» (1924) y un tomo de ensayos, «Judíos errantes» (1927). A finales de este período tan creativo, Roth se hundió psíquicamente debido a varios factores: su mujer fue internada en una clínica para pacientes con problemas mentales, el desencanto que le produjo la situación social y política y los problemas económicos derivados de su alto tren de vida, que acabaron por hacerle caer en las garras del alcohol. No obstante su actividad creativa continuó y alumbró sus dos obras maestras: «Job» (1930) y «La marcha Radetzky» (1932). El ascenso de los nazis al poder ocasionó su exilio por media Europa. Escribió en periódicos alemanes exiliados críticos con el nacionalsocialismo y en publicaciones monárquicas austriacas. Además logró publicar en 1938 «La cripta de los capuchinos» y en 1939 el que se considera su testamento literario, «La leyenda del santo bebedor». Por entonces Roth tenía la salud muy deteriorada a causa del ingente consumo de alcohol, lo que unido a la noticia del suicidio del escritor Ernst Toller, le ocasionaron un colapso del que no se recuperó. pues falleció el 27 de mayo de 1939 en un hospital para pobres de París.
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