
El Proyecto Madagascar fue un intento que se encargó a Adolf Eichmann, experto en «asuntos judíos» para «poner tierra firme bajo los pies de los judíos», como dice Hannah Arendt en su obra Eichmann en Jerusalén, un estudio sobre la banalidad del mal. El plan de Eichmann, anterior a la Solución Final, consistía en trasladar a cuatro millones de personas, todos judíos europeos, a la isla francesa de Madagascar, en el océano Índico, frente a las costas surorientales africanas. Se trataba de concentrar a los judíos en una misma tierra. En este caso, la isla malgache ya poseía sus propios habitantes, unos 4.300.000 personas, que se distribuían sobre una superficie de 587.041 km², más grande que España. La mayoría de estas tierras eran pobres. Esta idea tuvo su origen en el ministerio de Asuntos Exteriores nazi, pero finalmente pasó a la RSHA, la Oficina Central de Seguridad del Reich, para la que trabajaba Eichmann. El proyecto tenía como objetivo la creación de una especie de «Estado judío» gobernado por los nazis, ya que su cabeza visible y máxima autoridad debería haber sido un gobernador policíaco a las órdenes directas de Heinrich Himmler. Esta tentativa ya había sido pensada años antes, en 1937, por el gobierno polaco, que estudió el proyecto de enviar a un hipotético Estado judío a tres millones de personas, los judíos polacos, Aunque enseguida se dieron cuenta que era inviable. También el ministro francés de Exteriores, Georges Bonnet tuvo la misma brillante idea, aunque en su caso, fue un plan más modesto, pues éste sólo pretendía mandar a Madagascar a los judíos extranjeros que habitaban en Francia, unos 200.000. Bonnet llegó incluso a hablar del asunto en 1938 con Ribbentrop, su homónimo alemán, a ver si le parecía bien el asunto. Posiblemente Ribbentrop recogió la propuesta para ponerla en marcha en cuanto fuese posible. Parece que en las mentes de varios políticos europeos ya rondaba la idea de concentrar a la mayor cantidad posible de judíos en un espacio concreto alejado de Europa, ya fuese Madagascar o Uganda (de hecho Eichmann confundía ambos países, que por entonces no eran independientes, pues como dije antes, Madagascar era colonia francesa y Uganda, protectorado británico). Estos proyectos tenían toda la pinta de ser ensayos previos antes de llevar a cabo una solución definitiva de la cuestión judía, aunque no se referían al exterminio físico de toda una población, sino al alejamiento. Como si fuesen apestados.
Eichmann anduvo enfrascado en el proyecto Madagascar desde el verano de 1940 hasta la invasión de la Unión Soviética un año después. Sus responsables le hablaron del desplazamiento de cuatro millones de personas (para hacer de Europa un espacio judenrein, es decir, libre de judíos en la terminología nazi), pues evidentemente no contaban con los tres millones de judíos polacos que ya estaban siendo eliminados físicamente en aquella época, antes de la Solución Final, que comenzó a funcionar a partir de enero de 1942. Evidentemente alguien tuvo que darse cuenta que el traslado de tan ingente número de presonas requería una enorme infraestructura que las condiciones del conflicto mundial no parecían estar dispuestas a permitir. La operación requería capacidad de embarque para todas esas personas y el traslado en un momento en que la Marina británica dominaba el Atlántico. No sabemos si la evacuación hacia Madagascar de los judíos de la Europa occidental hubiese supuesto un primer paso para su eliminación física, aunque parece un poco absurdo pues para el exterminio de los judíos polacos los nazis no necesitaron de ningún pretexto: los fueron exterminando en campos del este europeo, cuando no en las mismas poblaciones de las que eran oriundos. Cuando se llegó a la conclusión de que el Proyecto Madagascar era inasumible e inabordable, pues no existía ningún territorio preparado para recibir la evacuación de tantas personas, los gerifaltes nazis concluyeron que la única solución era el exterminio, siguiendo la orden de Hitler. Y a ello se pusieron con gran dedicación.
Deja una respuesta