
Menos conocido que los de Stalingrado y Leningrado, el asedio de Budapest fue de una intensidad y violencia inusitadas, comparable a las batallas citadas en territorio soviético y al Levantamiento de Varsovia de agosto de 1944. El asedio de Budapest fue una larga batalla librada entre noviembre de 1944 y el 13 de febrero de 1945, y es catalogada como una de las batallas más sangrientas de la historia de la Humanidad (ya de por sí bastante sangrienta).
Budapest era de importancia vital para Hitler, debido a su cercanía a Viena. Stalin, por su parte quería exhibir músculo y cobrarse una buena pieza delante de los aliados occidentales ante la próxima conferencia de Yalta. El rodillo del Ejército Rojo avanzaba inexorablemente por la Europa oriental.
Los alemanes defendían la capital húngara con un fuerte contingente de panzers y muy bien parapetados en las colinas de Buda. Hitler ordenó a los 150000 defensores resistir hasta la muerte, según era costumbre del Führer: «ni un paso atrás». Fueron cercados por tropas soviéticas y rumanas, que superaban ampliamente el doble de la cifra de defensores alemanes y húngaros (según el historiador británico Norman Davies). Hubo un momento en que los tanques del 4º Cuerpo de Ejército Blindado llegaron al perímetro de la desgraciada ciudad y podrían haber intentado romper el cerco, pero Hitler ordenó la retirada.
Ante la fuerte resistencia ofrecida por la capital, el Ejército Rojo optó por dar un rodeo para embolsarla por completo y fue conquistando paulatinamente otras zonas de Hungría. Las dos alas soviéticas se encontraron finalmente el 26 de Diciembre de 1944 en el cruce de carreteras de Esztergom, completando el asedio de Budapest, donde quedaron encerrados unos 800000 civiles y los defensores. El 29 de diciembre, el mariscal soviético Malinovski envió emisarios a la ciudad sitiada para negociar la rendición, pero nunca volvieron. Unos pensaron que los habían asesinado los nazis, y otros que fueron liquidados por los propios soviéticos. El caso es que Malinovski continuó el asedio de Budapest al interpretar la desaparación de sus hombres como un desafío de los defensores.
El 13 de febrero de 1945, el comandante alemán de la plaza, el general von Wildenbruch se rindió ante el Ejército Rojo. Cuando Budapest capituló, los soviéticos capturaron más de cien mil prisioneros y hubo ejecuciones masivas. El maltrato y los saqueos se extendieron a la indefensa población civil. Muchos miembros de las SS trataron de escapar, ya que los soviéticos torturaban antes de ejecutar a aquellos del cuerpo dirigido por Himmler que caían en sus manos. Por ello muchos se hacían pasar por soldados húngaros para evitar ser asesinados. El Ejército Rojo se estaba tomando cumplida venganza de las atrocidades cometidas por los nazis en la invasión de la URSS. La mayoría de los oficiales de las SS se suicidaron antes de la rendición efectiva.
Habían muerto unos 40000 civiles, mientras que más de 50000 mujeres fueron violadas por los victoriosos (y en muchos casos ebrios) soviéticos. Los defensores perdieron unos 50000 soldados y los atacantes 70000, además de decenas de miles de heridos. Aunque el número de bajas depende de las fuentes consultadas, pues unas dan más y otras menos. En mi opinión es prácticamente imposible conocer el número más o menos exacto de las vidas humanas perdidas en el asedio de Budapest.
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